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FRICCIONES / Beatriz Trepat

18/07/2018 al 18/08/2018

 

"FRICCIONES” O ESCENAS DE UN BESTIARIO FANTÁSTICO

Nadie vuelve a mirar igual un cactus después de contemplar las esculturas cerámicas de Beatriz Trepat. Cada forma que ella amasa y cuece tiene una actitud, que convierte a la figura en personaje. No existe zoología ni botánica que permita predecir las emergencias de estas singularidades. 
Cada curiosidad de este gabinete fabuloso –cada “bicho”, como su autora los llama con cariño– recibe de ella un mundo que habitar cuando nace. Una ficción de biosfera, donde la diferencia entre opacidad y brillo, o entre rugoso y liso, se resignifica como alternancia de superficies secas o mojadas. Allí cada ser dispone de un hábitat o teatro en miniatura; un planeta propio en el que desplegar su personalidad. Criaturas de su imaginación, y sin embargo, muy tangibles, estas figuras más allá de todo género o especie permiten imaginar lo vivo por el camino de lo
s sueños y la fantasía. 
Son ficciones táctiles. Son creíbles. No imitan el tejido vivo sino que lo recrean.
En sus obras recientes, estos protozoos de fantasía despliegan una sociabilidad. Crean situaciones, establecen lazos entre sí. Uno alimenta al otro, uno devora al otro. Tales encuentros, tiernos o trágicos, se asemejan a los que tienen lugar bajo nuestras narices en un mundo invisible al ojo humano. Hay una narrativa en los relatos de la biología: mutaciones, simbiosis, mutualidades y parasitismos escriben una novela decimonónica de amores o combates singulares con la pluma de la naturaleza amoral.
Beatriz Trepat narra con la materia, modelando escenas de un bestiario fantástico donde se desarrollan los dramas de lo microscópico y subacuático. Además de aquellos rapports, rendez-vous y pas-de deux, la escultora inventa viñetas tridimensionales levemente humorísticas que parecen salidas de algún sueño infantil o cuento fantástico.
A una dama le crece una nariz que se convierte en una mascota monstruosa y otra tiene un tocado como un gigantesco zapallo. En el lomo de una tortuga pueden instalarse cómodamente un coche y una casa. El biomorfismo surrealista de Beatriz Trepat no conoce más límites que los de la imaginación al plasmarse en la materialidad. Es hermoso que traiga sus obras a su ciudad natal en un momento de toma de conciencia de nuestra interdependencia, de que para seguir viviendo unos con otros nos necesitamos.

 

Beatriz Vignoli

BEATRIZ TREPAT
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RECORRIDO CON LA ARTISTA
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