Exhibición Gabinete #1/2019 - 29.03.19
DELICADA COMPLICIDAD
Rosa Aragone
A un año de la magnífica muestra curada por Adriana Armando, en la que se presentó “un amplio abanico de técnicas que la artista abordó con entusiasmo, eficacia y sin jerarquizaciones”, Subsuelo vuelve a celebrar el encuentro con Rosa Aragone.
En esta ocasión, la idea expositiva propone un recorte en la versatilidad de medios que Rosa ha explorado a lo largo de su vida, para exhibir una serie de pinturas sobre papel realizadas entre los setenta y los ochenta.
Estas piezas —verdaderas joyitas que permanecieron guardadas por décadas en su taller—, podrían inscribirse en la tradición de la abstracción geométrica; pero como sucede con toda su producción, el sello original de la autora la aleja de encasillamientos.
El color —siempre plano, a veces puro, otras desaturado—, interactúa en su propio comportamiento dentro del contexto cromático, e interactúa a su vez con las formas en minuciosa complicidad.
La táctica de la superposición y la transparencia potencia esta conexión, amplía la paleta, otorga ritmo e ilusión de movimiento.
Las imágenes aluden a elementos de la naturaleza: flores, pájaros, plantas; cielos, mares, agua que fluye. Es una referencia sutil que se percibe particularmente en aquellas representaciones donde predominan las formas orgánicas. Lo geométrico se introduce en estas evocaciones, demarcando el campo pictórico mediante virtuales líneas rectas, o dividiéndolo en fragmentos de contornos precisos.
A veces interviene como principio rector o coordinador de la estructura espacial; esto se evidencia en la repetición, el desplazamiento o la segmentación de planos, recursos que suelen dar lugar a detalladas simetrías.
Las asociaciones visuales comienzan a emerger inevitablemente.
Algunas creaciones simétricas contienen tantos elementos que se replican, adquieren tal grado de complejidad y de perfección en su construcción, que solo podrían ser producto de un dispositivo mecánico: estampas recién salidas de un caleidoscopio.
Dos óvalos ensamblados sobresalen en una de sus obras. Las propiedades formales del número cero, tal vez la letra O, se posicionan como motivo central. En cualquier caso, en tanto signos, han sido despojados de sus connotaciones originarias para transformarse en inquietante ornamentación.
Los primarios netos recorren otra de sus piezas en curvas que se encuentran, se entrelazan y se multiplican. Una escena agitada, quizás el aletear de una bandada de pájaros, pareciera haber quedado atrapada en el límite acotado del marco.
Toda la serie es un estímulo visual y perceptivo que invita a recorrer las sugerentes composiciones.
Cada elección tomada por la artista revela su conocimiento, expresa su sensibilidad, refuerza su poética.
Nuevamente tenemos la posibilidad de apreciar la exquisita obra de Rosa.
Eladia Acevedo. Curadora